Opinión

El jugador que congela el tiempo

En mis sueños Morales siempre buscará hacer una pared con Roger

José Luis Morales, durante su anterior etapa en el Levante

José Luis Morales, durante su anterior etapa en el Levante / SD

Durante la tarde del pasado sábado, un niño granota vino a preguntarme en la piscina con entusiasmo: «¿Vuelve Morales, verdad?» Cuatro horas de desconexión de redes sociales me llevaron a decirle que lo veía difícil por cuestiones de fair play. Creo que el chaval nunca más volverá a preguntarme por una última hora informativa. Enhorabuena por la primicia a José Manuel Alemán. Por cierto, aprovecho para recomendar, siempre, en estas páginas, la lectura de los textos de Rafa Esteve sobre la actualidad del Levante UD. Periodista noble, que siempre trabaja con ahínco en busca de la verdad. Buen heredero del gran Ismael Algarra.

Este texto que firmo no tiene el poder de redimir a nadie, ni lo pretende. Me conformo con aportar un punto de vista personal y no hacer demasiado el ridículo. Cuestiones difíciles, siempre, como comprobé en la conversación de la piscina. Eso sí, mi compromiso de sinceridad con los lectores es inquebrantable. El mismo que me lleva a confesar que pude comprobar el dolor de Morales tras su salida del Levante. Fue en una charla tranquila, una tarde de hace dos años, en la radio de À Punt, en compañía de mi querido Dani Hermosilla. Hasta en dos ocasiones, Morales se llegó a emocionar. Vi la verdad de un hombre. Ya admiraba el talento del mito. Siempre he sentido debilidad por el virtuosismo de Morales. 

Con el balón en los pies, con su filigrana, siempre he sentido que se detenía el tiempo. Confieso mi distancia con el toreo, pero admiro a quienes escriben de toros tan bien como Jaime Roch. Con Morales ocurre como con la verónica de los grandes maestros de la historia. Con un movimiento suyo, queda abolido el tiempo, como si los segundos se hicieran líquidos. Un instante que, una vez visto y sentido, resulta siempre recuperable en la infinita memoria que lo guarda todo. En mis sueños, Morales siempre buscará hacer una pared con Roger

Es un sentimiento irracional. El más puro y más auténtico. El que dura y permanece en nosotros. La verdadera convulsión, en definitiva. Y todo gracias al don de Morales, a su capacidad exquisita, a ese privilegio caído del cielo o no sé dónde, pero cuando se ve y se aprecia, es como un impacto y queda congelado en mi ser eternamente. Sí, vuelve Morales. Esperemos que sea la tabla de salvación de los levantinistas. Los ojos de ilusión del niño de la piscina lo merecían. 

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