Opinión

No al racismo ni a la hipocresía

Coger a tres chivos expiatorios, sancionándoles a perpetuidad, no soluciona el problema 

Vinícius habla con GIl Manzando durante el Valencia - Madrid ed esta temporada

Vinícius habla con GIl Manzando durante el Valencia - Madrid ed esta temporada / JM LÓPEZ

Expulsar de por vida de Mestalla a los tres chavales que insultaron a Vinicius fue una medida proporcionada? Considero, sinceramente, que una expulsión para toda la temporada hubiera sido una medida, también dura, ejemplarizante, pero más ajustada a la gravedad de lo que ocurrió: Gestos e insultos censurables y condenables. En esta sociedad existe el derecho a la reinserción y esos jóvenes tienen derecho a volver a Mestalla. El Valencia CF debería replantárselo. La sentencia de la Justicia, negando el delito de odio, así debería invitar a repensarlo. Confiar en la reinserción es propio de una sociedad avanzada y solo una sociedad avanzada puede vencer al racismo.

El problema del racismo existe en España y en Europa. No hay que esconderlo. Los anhelos de millones de votantes de este domingo así lo denotan. Como señala Adela Cortina, en España, somos, sobre todo, aporófobos, circunstancia que señala a los pobres, inmigrantes, con un color de piel diferente. Este problema debe combatirse desde la educación con total contundencia. Sin embargo, coger a tres chivos expiatorios, sancionándoles a perpetuidad, no soluciona un problema y solo genera un agravio injusto y fuera de órbita. Hay que reconocer como loable que el Valencia CF tratara de dar un golpe en la mesa mientras era arrasado injustamente por el implacable rodillo de manipulación de Florentino. Es más, conviene considerar positiva la diligencia de los gestores locales del Valencia CF, pero creo que se pasaron de frenada.

El racismo es un problema de la sociedad. Se debe erradicar desde la educación, se tiene que legislar con dureza, se debe afrontar en la calle y merece una condena enérgica, sin peros. Se trata de una lacra social y de un partido que está por ganar. Los racistas no caben en la sociedad. Sin excepción. Es un problema profundo que necesita ser atajado desde la educación y la contundencia del peso de la ley. El fútbol es un reflejo de la sociedad. Y por tanto, el racismo también mancha la pelota. Del estadio pasa a la calle y viceversa. Hay que echar a los racistas de los estadios. A todos. Sean del equipo que sean. Por higiene. Pero de forma proporcional a los hechos.

Y hoy es un buen momento para gritar que esa guerra hay que ganarla: El racismo es la mayor expresión de la miseria humana. Pero el oportunismo y la hipocresía, aunque no están en el mismo cajón del frigorífico, huelen igualmente a podrido.

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