Opinión

Lo que sí está bien vacío es el corazón de Lim

Nadie que se precie de inversor podría aguantar una década destrozando una empresa

Imagen de la protesta de aficionados fuera de Mestalla

Imagen de la protesta de aficionados fuera de Mestalla / SD

Cualquier persona con un mínimo de empatía y dignidad ya hubiese dado un paso al lado asumiendo su derrota. Nadie que se precie de inversor podría aguantar una década destrozando una empresa. Ningún amante del fútbol estaría impasible ante la decadencia de un equipo que encadena cinco años fuera de las competiciones europeas.

Ahora que el Valencia CF agoniza por la inacción crónica de Peter Lim, perdemos el tiempo discutiendo entre nosotros si Mestalla estuvo más o menos lleno. Lo que sí está verdaderamente vacío es el corazón del máximo accionista y el de quienes para él trabajan. Si alguno tenía dudas sobre las intenciones del de Singapur, todo lo sucedido desde el fatídico 11 de septiembre de 2019 ha aclarado absolutamente que ni quiere ni siente ni padece por el club que compró en 2014.

La supervivencia del Valencia solo pasa por que entre todos, valencianos y valencianas, seamos capaces de movilizar a quienes dirigen el Ayuntamiento y la Generalitat para que extirpen el cáncer que sufre la entidad deportiva y social más representativa de la Comunitat Valenciana.

Con un equipo de 48 puntos en 37 jornadas, uno no puede más que elegir como héroes de la temporada a las más de 20 000 personas que marcharon en marzo del Consistorio a Mestalla reclamando la libertad de su club y, por supuesto, las 8000 que clamaron por ella el domingo en la Avenida de Suècia. Honor a los valencianistas que luchan por la vida de lo que más aman, el Valencia CF.

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