Opinión

Mundial 2030, una oportunidad irrechazable

El Nou Mestalla ha de estar sí o sí en el Mundial. Ojalá para algún partido de la Roja 

Imagen de uno de los diseños para el Nuevo Mestalla

Imagen de uno de los diseños para el Nuevo Mestalla / VCF

Nos encontramos en una etapa de plena efervescencia deportiva. Con la Eurocopa su recta decisiva, el Preolímpico de baloncesto masculino o incluso el Tour de Francia y Wimbledon forman un menú de primer nivel. Alemania, Francia, Londres y Valencia son ahora el epicentro y tirando un poco de amor por la `terreta´ es un orgullo ver a nuestra ciudad con el campeonato de baloncesto como uno de los puntos de interés deportivo mundial. 

No es casualidad ni mucho menos. La firme apuesta por un lado de las administraciones, unido al enorme tejido de otros actores no menos importantes como la Fundación Trinidad Alfonso y por supuesto el buen empeño de federaciones, clubes y deportistas hacen que Valencia albergue de manera regular citas de primerísimo nivel. El campeonato del mundo de gimnasia, el preolímpico de hockey, la Copa Davis de tenis, o el campeonato de Europs de atletismo que tendrá lugar en 2027, junto al torneo Preolímpico de baloncesto que acoge actualmente La Fonteta, así lo constata.

Todo ello además dentro de un entramado en el que por ejemplo el running es ya una referencia indiscutible fuera de nuestras fronteras con el Maratón o Medio Maratón, así como la nueva dimensión que traerá el Roig Arena a partir de la próxima temporada y en donde citas hasta ahora inhóspitas como una Final Four de la Euroliga, podrán tener su parada en Valencia.

En esta ecuación nos falta el fútbol, el deporte rey. Sería irresponsable dejar pasar la oportunidad de que Valencia no acoja ningún partido del Mundial 2030. En una capital en la que el deporte tiene una infraestructura de cinco estrellas y un seguimiento superlativo, no ser sede por apatía, falta de entendimiento, procesos administrativos o nula previsión es imperdonable. Ni Valencia, ni los valencianos, ni todos aquellos que luchan por un deporte lustroso en la ciudad merecen eso, porque sería poner una mancha a un traje intachable de fertilidad y de exhibición de músculo saludable.

Tirando además de nostalgia, el Mundial, e incluso la Selección Española le debe una Valencia después de aquel frustrante España´82 en el que el combinado dirigido por Santamaría obtuvo una exigua victoria ante Yugoslavia, un triste empate frente a Honduras y una lastimosa derrota contra Irlanda del Norte. Aquel Luís Casanova remozado y que tanto peaje económico dejó en el camino, tuvo un apoyo incondicional, no podía ser de otra forma tras la concesión de Pablo Porta como sede de la primera fase. 

El Nou Mestalla ha de estar sí o sí en el Mundial, ojalá para albergar algún partido de La Roja, pero no se puede perder ese tren. Con muchas aristas, el consenso tiene que ser una premisa inquebrantable y la solución el único desenlace. Exportar una imagen de desunión, de anteponer intereses políticos o personales por encima del conjunto, de sí Peter Lim, sí, o Peter Lim, no, no es justo para los valencianos. Valencia es tierra de récords, de éxitos, con una condiciones geográficas y climáticas envidiables, y de esto hay que aprovecharse. Todo lo que no sea lograr una plaza en el Mundial será un error sin vuelta atrás y del que todos los implicados deberán hacerse responsables. Manos a la obra. Hay tiempo para evitarlo.

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