Opinión

Deporlítica

No es la primera vez que se mezcla deporte con política, desde los Juegos Nazis de Berlín

Thuram durante el Francia - Países Bajos de la jornada 2 de la EUROCOPA 2024

Thuram durante el Francia - Países Bajos de la jornada 2 de la EUROCOPA 2024 / EFE

Aparte de ver jugar bien a España, que cuando esto escribo ha hecho el mejor partido de la Eurocopa, contra Italia, este campeonato nos ha dado ya algunas muestras político-deportivas, de la mano, o de la boca, de varios jugadores franceses, sobre todo de Killian Mbappé y de Marcus Thuram.

No es la primera vez que el deporte se mezcla con la política, desde los juegos olímpicos «nazis» de Berlin 1936, pasando por los boicots olímpicos de 1976 en Montréal, de 1980 en Moscú y en 1984 en Los Ángeles o el uso del mismo por la URSS y sus satélites, como medio de propaganda y, en ocasiones ayudándose del dopaje (en la RDA, sobre todo). Sin embargo, aquí nos referimos a la toma de posiciones de atletas, como se hizo en los Juegos de México, en la ceremonia de medallas del 200, con Tommie Smith y John Carlos.

Esta imagen de los dos afroamericanos levantando su puño (por cierto, uno el izquierdo y otro el derecho, porque Carlos se había olvidado su par en la villa olímpica) es ya una foto fija del uso político del deporte. Pero, poco se ha visto en el fútbol, si no es, por ejemplo, la negativa de Johan Cruyff de ir al Mundial de Argentina 1978 como respuesta al régimen existente allá.

Aquí, empezó Mbappé diciendo que se debe tener cuidado con «los extremos» y que se debía ir a votar, para evitar que esos ganaran. No mencionó ni derecha ni izquierda, pero dado que ha sido poco después de la victoria en Francia, en las elecciones europeas, del Rassemblement National (RN) de Marine Le Pen, considerada de extrema derecha, se ha interpretado como una llamada al voto contra ese RN.

 Quien ya ido más lejos ha sido el delantero Marcus Thuram, hijo del famoso Lilian, campeón del mundo con Francia en 1998. Ese equipo, por cierto, fue llamado Blanc-Black-Beur (es decir blanco, negro y magrebí) para ilustrar la nueva composición étnica gala. Pero Marcus no lo entiende así y, directamente, ha llamado a estar en contra del RN, por ser de extrema derecha, antieuropeísta y racista.

Sin embargo, nada a dicho del partido o agrupación llamada Nuevo Frente Popular, de extrema izquierda, donde son también antieuropeístas y racistas (solo contra los judíos). Los extremos se tocan, como ya sabemos… Lo que ocurre aquí es que no se niega que se pueda tener ideas y que se expresen, incluidos los futbolistas, sino que utilicen una rueda de prensa del equipo nacional y que se haga un mitin, rápido y populista, sin mucho fundamento, salvo que él sí sabe lo que dice, porque tiene estudios sobre el tema y su padre la ha enseñado la vía.

Bueno, no estaría mal seguirle, aunque a mi entender quizá hubiera tenido que hacerlo en una entrevista personal y no usando esa rueda de prensa, pero lo que extraña mucho es que no haya dicho ni mu sobre Giorgia Meloni, la primera ministra de Italia, aliada del RN francés, ya que él vive en Milán, y no se le ha visto protestar por esa realidad (cuando el RN no ha ganado elecciones nacionales, lo que sí ha hecho la líder de los Fratelli d’Italia). Uno se pregunta por qué no le vemos hablar de ello…

Quienes no han dicho nada, a pesar de tener a un vencedor anti islámico y de derechas, son los jugadores de los Países Bajos, que se centran en jugar. En efecto el PVV (Partido de la Libertad) neerlandés, de Geert Wilders, fue el más votado allá arriba.

Los que sí hacen gala de política día sí y día también, son los jugadores ucranianos, que han dicho que ellos no van a hacer ningún tik-tok, porque no es el momento y que su presidente, Zelenski, les envía mensajes videográficos para que sean los combatientes del deporte, en esa extraña guerra que, en ese sentido, sí van ganando, porque los rusos no participan. Como tampoco van a participar en los Juegos Olímpicos, salvo un puñadito de rusos y rusas, que ha conseguido el visado deportivo para competir en París 2024. Tienen, entre otras cosas, que no haber apoyado la guerra iniciada por su país. 

Como vemos, cada vez más se entremezclan los dos ámbitos y será muy difícil que vuelva a ser como antes. Lo que sí debería ser es que quien hable lo haga con todas las consecuencias y que no se fije en la paja ajena y deje la viga vivir en el suyo. Marcus Thuram, y todos, tienen derecho a comunicar, pero quizá en una entrevista personal y no utilizando un foro estrictamente deportivo y, por supuesto, si lanza diatribas de un lado, también debería hacerlo del otro (en Italia, donde vive y vota - al menos en las europeas…-). 

En fin, que no nos podemos abstraer de esa dualidad, pero procuremos disfrutar de la Eurocopa y, por supuesto, de mi recomendación, que esta vez algo menos ligera que de costumbre, del libro dirigido por Teresa González Aja «Sport y autoritarismos. La utilización del deporte por el comunismo y el fascismo». Disfruten y cuídense.