"Quiero llevar a este club a la parte alta de la tabla, a vivir cosas bonitas"

La ‘23’, renovada hasta 2026 en abril, busca dar un paso al frente para seguir honrando la competitividad y los valores de un histórico del fútbol femenino: «no quiero que se me olviden ni que se pierdan» 

Entrevista a Érika

Entrevista a Érika / BORT

Rafa Esteve

Rafa Esteve

Parece que Érika González lleve toda una vida en el Levante y, por consiguiente, sea una auténtica veterana en el mundo del fútbol, pero sus 19 años de edad confunden a los que la llevan viendo en los terrenos de juego de Primera División desde hace varias temporadas. La atacante, de hecho, ya es un modelo a seguir en un equipo que se encuentra sumergido en un periodo de metamorfosis tras un año donde la gloria se quedó a una unidad de diferencia. La Champions, a lo mejor, se escapó por algún detalle o, incluso, por un golpe de mala suerte, pero la delantera siente que se dejaron la piel por honrar un escudo que defenderá, con orgullo, hasta 2026. 

En medio de un proceso de cambio absoluto en el Femenino, Érika, en vez de echarse a un lado, quiere dar un paso al frente. Convertirse no solo en una de las encargadas de seguir dignificando a un histórico del fútbol femenino español, sino también de inculcar los valores de un club que considera su casa desde hace tres años. Ahora descansa desde su Asturias querida, pero convencida de que será importante en la punta de lanza levantinista.

¿Pesa mucho el punto de diferencia con la Champions? 

Sinceramente, es una temporada para aplaudir al equipo: jugadoras y staff. Es un año para estar orgullosas del trabajo que hemos hecho. Ha sido un año difícil, con muchas cosas en contra, peleando frente a aspectos que en el fútbol profesional no tendríamos que estar luchando. Pese a todo lo que no ha sido positivo, el equipo se ha sabido juntar y apretar los dientes. Sin nadie que le exigiera entrar en Champions, ha sido ambicioso y ha querido hacerlo. Quedarnos a las puertas de un Barça, de un Real Madrid y de un Atlético de Madrid, que son clubes con jugadoras muy grandes y con muchas más opciones que el Levante en el fútbol femenino, tiene mucho mérito. Pero el Levante ha demostrado que es un gran club y que siempre va a estar arriba. Es para estar orgullosas de cómo hemos ido hacia adelante.

¿Esa es la reflexión? ¿Que el Levante sigue dando guerra?

Sí, esa es la sensación con la que nos quedamos esta temporada, con la tranquilidad de haberlo dado todo. Por honrar lo que es el Levante para el fútbol femenino y por dejarlo ahí arriba pese a la diferencia de potencial. Hemos tirado con lo que hemos tenido, y dentro de las posibilidades, el Levante va a tirar hacia arriba e intentará defender sus colores. Siempre.

¿A qué se refiere cuando habla de aspectos en contra?

No hemos tenido suerte con las bajas que hemos sufrido. Hemos tenido muchas lesiones. El equipo no ha estado completo casi nunca. Hemos tenido bajas por aspectos importantes como la salud mental. El equipo no ha estado tranquilo. Las convocatorias han sido siempre bastante reducidas y, aun así, hemos tirado hacia adelante. Cuando una faltaba tiraban las demás. Es lo que nos ha identificado y dado coraje para tirar hacia adelante. El fútbol es así y, a veces, no va lo bien que esperas. Ha sido un golpe duro y la temporada ha sido larga, pero el equipo ha aguantado como ha podido.

No se entró en Champions, pero lo vivido en Buñol en el último partido fue emocionante.

Terminó el partido y lo primero que hice fue correr para preguntar cómo había quedado el Atlético de Madrid. Cuando me dicen que 1-0, me giré al resto de compañeras y todas estábamos llenas de lágrimas. Sabíamos que nos habíamos quedado a un punto de algo muy grande. Las lágrimas fueron de impotencia, pero, también, de felicidad por haberlo dejado todo por el escudo y por el club. Son los valores de los que hay que estar orgullosas de tener. He tenido suerte con el equipo que me ha tocado. Lágrimas hubieron de todo tipo, pero lo que hicimos fue para estar muy satisfechas. Así nos lo dijo el míster, que sonriéramos. 

Además, terminó el año marcando un auténtico golazo.

Sí. Personalmente ha sido un año bueno, pero me dejó mal sabor de boca esa lesión a principio de temporada que hizo perderme muchos encuentros, en un momento en el que me encontraba bien, jugando y marcando. He tenido que remontar esa lesión e intentar entrar en el once, por lo que cerrarla con ese gol me ayudó a respirar y a decir que el año que viene habrá más y mejor. Me queda mucho por delante y quiero llevar al Levante a cosas bonitas y poder compartirlas. 

De hecho, su lesión, ante el Levante Las Planas, fue un penalti no pitado. ¿Cierto?

Así fue. Nunca me había lesionado. Para una deportista profesional nunca es bueno parar. No me llegó en buen momento. Tuve que hacer una temporada de mucho aprendizaje. Tengo 19 años y me queda mucho por vivir. Tuve que aprender a convivir con una lesión, a coger ritmo de competición que me permitiese volver al once titular. No fue fácil, porque la temporada estaba siendo buena. Las jugadoras estaban rindiendo bien. Hasta que se marchó Mayra Ramírez, competí por un puesto con Alba Redondo, Gabi Nunes, Andonova… Son jugadoras que tienen un nombre. Para mí es un honor decir que puedo competir con esa gente. Aprendo de ellas todo lo que puedo. Me supo mal lesionarme porque me costó entrar, pero he ido de menos a más. Fue un placer terminar con ese gol y ese buen sabor de boca para irme al verano tranquila. Quiero volver como un animal la temporada que viene. 

¿Se ha acabado un ciclo en el Levante Femenino?

Sin duda. Se acabó un ciclo en el Levante Femenino y en nuestras vidas. El equipo estuvo a punto de entrar en Champions por el grupo que formó y por cómo hemos tirado las unas de las otras. Eso honra un vestuario y es para valorarlo. En un futuro, echaremos la vista atrás y nos acordaremos del equipo que teníamos, del grupo que formamos y de la familia que dijo que iba con todo hasta el final. Es lo que hemos hecho: trabajar y vivir cada entrenamiento como si fuera el último. Encontrar eso no es fácil, y menos con la complicidad que hemos tenido a lo largo de estos dos años.

¿Qué papel tuvo José Luis Sánchez Vera en esa familia?

La pieza clave ha sido él. Es el que ha llevado el timón. No ha obligado a nadie a subirse al barco, pero nos convenció de que su barco era al que había que subir. De que estando unidas íbamos a hacer cosas bonitas. Sabe de lo que habla, lo que hace y cómo lo hace. Nos ha inculcado unos valores que me hacen estar agradecida al Levante y al futbol de haberme cruzado con Sánchez Vera. Me siento una afortunada de haber sido una de sus jugadoras y de haber aprendido de él. No sé si encontraré mejores que él a lo largo de mi carrera, que espero que sea muy larga.

Ante el inminente cambio de ciclo, ¿qué le llama a renovar?

Renuevo porque estoy súper agradecida al club con la confianza que ha vuelto a depositar en mí y espero devolvérsela. Necesito jugar y creo que este sitio es perfecto para seguir aprendiendo. He crecido mucho gracias al Levante. Creo que puedo seguir cogiendo cosas positivas y ayudando al club a seguir honrando lo histórico que es en el fútbol femenino. Ellos confían en mí y yo confío en ellos. Quiero dejármelo todo. Espero coger galones y transmitirle a la gente nueva lo que hemos formado estos dos años. Cuidar cada detalle, porque cada detalle cuenta. No es importante pensar en dónde vamos a estar a final de temporada, sino en cómo vas a entrenar mañana. Todos los encuentros son una final, cada vez es más difícil ganar. Tienes que disfrutar de las victorias y trabajar a corto plazo. Es lo que voy a intentar transmitir a todo el mundo. No quiero que se me olvide ni que se pierda. 

¿Busca dar un paso al frente debido a tantas salidas?

La gente que ha salido tiene muchos galones. Desde el primer minuto he aprendido de ellas y creo estoy preparada para cogerles el relevo. Quiero hacer lo que han hecho ellas: inculcar los valores de esfuerzo, de sacrificio y de ir hasta el final. Es una pena, las disfruto muchísimo, pero me alegro de haber valorado tenerlas cada día. Me he sentido muy afortunada y he intentado aprender de ellas lo máximo posible. Hasta donde he podido, espero que me sirva para dar un paso al frente, que es lo que busco, y sentirme importante. Quiero ver al Levante donde se merece: en la parte alta de la clasificación de la Liga F.

No son malas competencias.

Competir el puesto con una Alba Redondo, o con una Mayra... Jugar no es lo que me ha hecho crecer, sino ir a por ellas. Sin saber si jugaría diez minutos o si iba a ser titular porque era difícil, pero meterme en la cabeza el quitarle el puesto a Alba Redondo ha sido lo que me ha hecho crecer. Era una rivalidad sana, la admiro y la quiero muchísimo. Pero entrenar al 200 por cien para intentar ganarme un puesto ha sido un placer. Me ha hecho crecer como futbolista. Ver mi nombre entre ellas era mi sueño de niña. 

¿Siempre quiso ser futbolista? 

Sí, desde pequeña. Pregúntale a mis profesoras de la guardería. (ríe)

¿Y cómo se gestiona que paguen la cláusula por usted con tan solo 16 años de edad?

No tuve dudas. Fue una locura. Mis padres me dijeron: ‘es tu futuro, llevas trabajando toda tu vida por ser profesional. Eres muy joven, vas a decidir tú.’ Les dije que no tenía dudas. Que estaría lejos de casa y que haríamos lo que fuera por vernos, pero que trabajaron mucho para que tuviera esa posibilidad, llevándome a entrenar durante una hora en coche a Gijón o a Oviedo. Era un tren de Primera División que no sabía si iba a volver a pasar. No quería desaprovecharlo, por muy joven que fuera. El primer año fue más un golpe de realidad. El empezar a ver dónde iba a competir, con jugadoras de nivel, y de hacerme a la idea de lo que venía por delante, más que el hecho de disfrutar de la Champions. No lo disfruté, intenté adaptarme y asimilar lo que estaba pasando en mi vida. Pero este año tuve la suerte de disputarla. Nos hubiese gustado repetir, pero estamos felices. Hubiese sido el doble de haber entrado en Champions, pero fue suficiente para sonreír y mirarnos las unas a las otras orgullosas.

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