ASOMA EL ESPÍRITU DE LA DÉCADA DE LOS 50 Y 60

La ampliación de capital: una oportunidad histórica en Orriols

Los accionistas minoritarios tienen la ocasión de democratizar y coger peso en la toma de decisiones del club. De haber una participación masiva, podrían alcanzar el cuarenta por cien del capital granota

Imagen de la última Junta Extraordinaria.

Imagen de la última Junta Extraordinaria. / JM López

Rafa Esteve

Rafa Esteve

La ampliación de capital aprobada en la última Junta Extraordinaria de Accionistas del Levante abre un periodo de democratización en el Ciutat de València. Casi un año después de que José Danvila se hiciese con la gestión del club granota, y transcurridos tres meses y medio desde que se convirtió en máximo accionista compartiendo poder con la Fundación, los seguidores que posean títulos tendrán la posibilidad de obtener derechos de gobierno sobre el Levante, hacerlo más solvente y convertirlo en un club más social y democrático, permitiendo la opción de que la entidad dependa menos de las entidades financieras y sea más independiente. 

La ampliación de capital que afrontará el Levante, a la espera de saber el día que arrancará, dará la opción de que los accionistas minoritarios, agrupados, tengan una intervención idéntica a la de José Danvila o la Fundación. De hecho, de darse las condiciones necesarias, podrían incluso superarla. En la primera ronda, cada accionista puede duplicar su número de títulos, y en la segunda, adquirir cinco más. En el hipotético caso de que todos acudieran a la ampliación de capital, los minoritarios tendrían el 40 por cien del club, mientras que el accionista de referencia y la Fundación poseerían el 30. Lo que supondría un cambio de dinámica en el organismo. No obstante, la función de Danvila en el Levante no variaría, ya que llegó a un acuerdo contractual con la Fundación con tal de tener la gestión del club a cambio de unas aportaciones económicas y sujetas a unas condiciones concretas. 

Pese a que sea poco común en el universo del balompié, hay ejemplos recientes en el fútbol. Hace justo diez años, el Eibar hizo una ampliación de capital de 1’7 millones de euros para no sufrir un descenso administrativo. 8.000 accionistas asistieron con tal de cumplir con la Ley del Deporte y no padecer consecuencias de carácter deportivo y sumaron un total de 11.000. Otro caso similar habita en Alemania, cuando el Union Berlin necesitó reunir 1’46 millones para seguir compitiendo dentro de su categoría. Mediante aportaciones individuales, y a través de una campaña creativa, se reunió la cantidad necesaria. El Levante se encuentra en una oportunidad única en su historia y muy poco frecuente en el fútbol español de mantener una base social propietaria.

A un precio de venta de 80’10 euros, los accionistas, a la espera de que se abra el periodo de adquisición, se sumergirán en un periodo histórico que tiene tintes con los sucedidos en las décadas de los 50 y 60. Durante esas épocas, las peñas, de manera recurrente, hacían colectas y rifas para recoger importes que desinteresadamente entregaban al club como donativos para complementar los desfases que se contemplaban en los presupuestos. Sin embargo, el episodio que marcó un antes y un después en la historia levantinista fue cuando, a principio de los 50, miles de aficionados granotas compraron abonos a quince años, adelantando el dinero y efectuando el pago de una tajada con tal de poder financiar la operación de compra del estadio de Vallejo. Es más, una docena de familias avalaron su patrimonio personal al Levante para poder completar la adquisición del campo. A día de hoy, el accionariado del Levante está formado por más de 10.000 accionistas, de los cuales apenas una decena tiene más de 100 títulos. Todos constituyen un tercio del capital social del Levante, donde la Fundación, que vende sus acciones a 135 euros, posee el otro tercio. José Danvila, por su parte, tiene el restante.