El Levante vuelve a los orígenes

La intención de Julián Calero de «atacar y defender bien», queriendo construir desde atrás, es una declaración de intenciones para regresar al equipo de antaño y que tan buen resultado ofreció

la fórmula del éxito en Orriols.

la fórmula del éxito en Orriols. / SD

Rafa Esteve

Rafa Esteve

Julián Calero será el encargado de devolver al Levante a Primera División después de dos años de ausencia. El técnico madrileño, de momento, se encargó de trasladar un mensaje positivo de cara al futuro, de radiar optimismo y de lanzar un mensaje de optimismo tras unas temporadas aciagas en Orriols. Procedente del Cartagena y después de conseguir una permanencia contra viento y marea, Calero no quiere engañar a ninguno de los fieles de la parroquia del Ciutat, pero sí que busca un clima tan beneficioso como ilusionante con tal de construir una plantilla candidata a subir a la élite del fútbol español consensuando la planificación junto a Felipe Miñambres. 

A lo largo de su rueda de prensa de presentación, Julián Calero aseguró que respeta «todas las formas y estilos de jugar. Mi forma de entenderlo pasa por competir bien y hacer muchas cosas en las fases del juego. El equilibrio es la clave: atacar bien, defender bien... y adaptarse al estilo; tanto en modelo como en características». Sin embargo, añadió que «importante es encajar poco. Los equipos de arriba tienen pocos en contra y muchos a favor». Unas declaraciones que recordaron al Levante de antaño. Aquel que, más allá de los años de éxito de Paco López, donde marcó tendencia a base de un juego con mucha velocidad e ida y vuelta, consiguió una salvación histórica dentro de la máxima categoría del fútbol español, paseó el escudo granota por Europa y viajó por Primera durante varios años. No solo eso, sino también regresó a la élite por la vía rápida y con puño de hierro. El espejo sobre el que se debe ver el nuevo Levante.

En tiempos donde el cuadro levantinista nunca se caracterizó por ser talentoso ni técnico, Orriols presumió de su equipo por ser fuerte atrás y poner el candado en su portería. Además, por ser prácticos a la hora de atacar, sin contemplaciones ni estridencias. Luis García, en su debut en la élite con el Levante 10/11, dependió de sus arietes más diferenciales (Stuani y Caicedo) y sacó músculo en la retaguardia para hacer una segunda parte de la temporada más que notable, que permitió a los levantinistas a seguir un año más en Primera División. De hecho, en el curso siguiente, y de la mano de Juan Ignacio Martínez, el técnico procedente del Cartagena derribó la puerta y metió al Levante en Europa League por primera vez en su historia mediante la misma receta: metidos atrás y yendo al ataque con decisión y precisión. 

Su salida dejó un vacío que ocupó Joaquín Caparrós durante una temporada, mediante una plantilla llena de veteranía y que rentabilizó los pocos goles que anotó con porterías a cero y que consiguió la permanencia con varias jornadas de antelación. No obstante, su decisión de firmar por el Granada provocó que el Levante navegase en una indefinición táctica y de identidad que desembocó en un descenso a Segunda, aunque la receta para volver a la élite fue básica: rentabilizar las diferencias por la mínima y a favor en el luminoso. Un método implantado por Juan Ramón López Muñiz y que llevó al Levante a Primera División a finales del mes de abril.